Doneztebe - Zugarramurdi
Fecha: 30/05/2017
Distancia: 42,5
Tiempo: 05:17:09
Tiempo en movimiento: 03:33:06
Pendiente max: 18,7%
Elevación: +1199/-977
Velocidad máxima: 38,5 Kh7h
IBP: 119
Aistentes: Oscar, Diego, Juanpe y Loné
Ha llegado el momento. Nuestra aventura por Navarra comienza con la primera etapa. Salimos desde Donamariako Benta en dirección a Doneztebe/Santesteban desde el centro BTT Ameztia, lugar donde comienza el track.
Comenzamos por una vía ancha que acompaña al río por su margen derecha, y coincidimos con niños de un colegio que comenzaban su excursión a pie.
Entusiasmados por un paisaje tan distinto al que estamos acostumbrados, nos
cuesta llevar la boca cerrada, admirando la belleza de la zona.
Continuos sube-bajas hasta Narbate para cruzar el rio de nuevo, esta vez por un puente de piedra súper bonito y un pequeño tramo por carretera hasta el primer control de sellado: en Oronoz, justo
en el cruce, la Tienda Oskorri
Nada más dejar la tienda, tenemos la entrada al parque natural Señorío de Bertiz. Un paraje increíble, verde, verde y más verde, con zonas cuya frondosidad es espectacular.
No tardaría en aparecer la lluvia. Es lo que tiene el norte. Continuamos por pistas perfectamente ciclables siempre acompañada por múltiples arroyos y sonidos relajantes.
Llegamos al punto más alto de la travesía, donde, de no haber sido por la climatología ya podríamos haber divisado el mar. Un montón de “ponies” preciosos nos acompañan con la mirada mientras que
pasamos junto a ellos.
Pasamos por Urdax, un precioso pueblo donde habíamos pensado parar a comer sin prisas y a visitar el pueblo, pero la lluvia seguía cayendo y decidimos continuar del tirón hasta
Zugarramurdi.
Decisión acertada, ya que el último tramo es bastante duro con unas rampas de mucha pendiente, por senderos rotos, y mojados que cada vez requieren más técnica. Los helechos son tan altos que
casi ni se ve, lo que te obliga a ir con mucha precaución.
Finalmente llegamos al bonito pueblo de Zugarramurdi, al Albergue Graxiana Aterpea.
La tarde la dedicamos a paseos por el pueblo y por supuesto la visita a las cuevas donde está el segundo punto de control de sellado.
Unas buenas cervecitas, escuchando consejos de los lugareños para la etapa del día siguiente, y buena cenita antes de irnos a la cama.
Ruta corta pero intensa, dura, explosiva, donde merece la pena parar cuantas veces sean necesarias para disfrutar del entorno.
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