Ruta por las Villuercas

Fecha: 17/11/2013

Distancia: 66,80

Tiempo: 05:19:33

Tiempo en movimiento: 04:20:27

Pendiente max: 34,1% 

Elevación: +1959/-1958

Velocidad máxima: 50.0

IBP:159

Aistentes: ALO, Miguelón, Juanmari, Seronbiker, Loné y 20 tíos más

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Casi un año después de que César y Manuel nos acompañaran en nuestra ruta de los tres castillos, por fin hemos podido devolverles la visita y hacer una gran ruta por los alrededores de Logrosán.

 

Quedamos a las 7:30 de la mañana para cargar las bicis y salir todos juntos Juanmari, Seronbiker, ALO, un servidor y Miguelón que se incorpora a última hora. Llegamos a Logrosán con tiempo suficiente para tomar café rodeados de cazadores que a base de lingotazos de anís van entrando en calor. Esperemos no encontrárnoslos por el camino.

A las puertas del pabellón polideportivo vamos acudiendo desde distintos puntos de la geografía: Villanueva de la Serena, Don Benito, Almendralejo, Madrigalejo, Fuenlabrada de los Montes, Montánchez, Trujillo, Valencia de Alcántara. La cosa pintaba fenomenal, formando finalmente un grupo de 25.

 

Tras la foto de salida comenzamos a rodar por terreno fácil. Los primeros 13 kilómetros no  tienen más dificultad que la climatología. Con los dedos y la nariz congelada avanzamos mirando con mucho respeto la Sierra de Guadalupe. Sabíamos que la jornada iba a ser dura y debíamos regular lo máximo posible para poder terminar sin problemas. Teniendo en cuenta que rodábamos entre gente de mucho nivel incluso muchos acostumbrados a competir, no es de extrañar que comenzáramos a tener dificultades para seguir el ritmo en las subidas, aunque en todo momento han respetado el ritmo de los más lentos. Teníamos 11 kilómetros por delante hasta llegar al puerto de Berzocana donde haríamos la primera parada y un avituallamiento.

Según vamos ganando metros de altitud las vistas son espectaculares. El terreno no lo pone fácil y desprenderse de los guantes para hacer fotos no apetece mucho, pero es inevitable. Acostumbrados a nuestras llanuras de La Serena, sabemos que estamos en un auténtico paraíso para el MTB.

 

Para hacer aún más duro el día, comienza a caer una fina pero constante lluvia. El grupo se estira y los más rápidos tienen que esperar en lo más al resto mientras degustan un estupendo avituallamiento facilitado por los organizadores en el cruce de la carretera de Navezuela. El coche prestado por el Ayuntamiento de Logrosán sirve de refugio mientras tanto.

 

El amigo Antonio (Gimnasio Zeus) y un chaval que le acompañaba se separan de nosotros en este punto y continúan por la ruta que tenían programada. Seronbiker también se ve obligado a abandonarnos temporalmente, pues va sin frenos y lo que venía a continuación era un rapidísimo y divertido descenso que los demás realizamos hasta el embalse del Cancho del Fresno. Incluso en plena bajada somos incapaces de dejar de admirar el entorno, por lo que paramos de nuevo y volvemos a hacer fotos.

Llegados a la presa, nueva parada para reagruparnos y escuchar las indicaciones de los guías: 1 kilómetro de tramo muy técnico entre pinares y a continuación 4 kilómetros de subida hasta el alto de Risco Gordo en la Sierra del Pimpollar.

 

Sorteado de la mejor manera posible el tramo técnico, comenzamos la temida subida. Nos lo tomamos con calma. Son cuatro kilómetros con una pendiente media del  7% y ¡una máxima de casi 30%!

 

Al llegar a la cima la satisfacción es tremenda y la foto de grupo con esos paisajes de fondo bien merecen la pena.

Imagen 360º. Utiliza el mouse arrastrándolo en la dirección que desees o haz clic en el extremo superior derecho para ver en pantalla completa

Iniciamos ahora un rápido descenso por un precioso camino que nos llevará hasta orillas del río Ruecas, por donde continuaremos siempre con la Sierra de Puertollano a la izquierda. Casi 20 kilómetros aún por delante para llegar a Logrosán incluyendo un tramo por carretera para evitar una finca de toros.

 

Mientras esperamos a que un compañero repare el último pinchazo de la jornada, aprovecho para tratar de aliviar un tirón en el cuádriceps izquierdo que me acompañaría amenazante hasta el final de la ruta.

 

Como colofón a una perfecta organización, teníamos a nuestra disposición las duchas del pabellón polideportivo y una estupenda comida esperándonos para reponer fuerzas.

Una maravillosa jornada en la que además de disfrutar del mountain bike y de la naturaleza en estado puro, hemos tenido oportunidad de conocer gente muy maja.

 

ENHORABUENA. REPETIREMOS


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