Cercedilla - Bola del Mundo - Cercedilla

Fecha: 13/10/2012

Distancia: 38,80

Tiempo: 04:26:03

Tiempo en movimiento: 03:12:38

Pendiente max: 26,50 %

Elevación: + 1944/ - 1960

Velocidad máxima: 51,8  km/h

IBP: 284 (record en MTB CRUZ DEL RÍO)

Aistentes: ALO y Loné

Por segunda semana consecutiva, MTB CRUZ DEL RÍO “sale de excursión”. Si la semana pasada nos desplazábamos a Herrera del Duque para hacer la ruta por la Reserva del Cíjara, en esta ocasión la zona a recorrer era la Sierra de Guadarrama en Madrid.

Han sido tres preciosas rutas las realizadas por la zona aunque desgraciadamente, por distintos motivos no hemos podido hacerlas todos juntos.

RUTA 1

El sábado decidimos hacer la ruta que teníamos planeada desde hace mucho tiempo: La subida a la Bola del Mundo. Mirando y remirando en wikiloc descubrimos que existen múltiples opciones para hacer esta ruta desde Cercedilla que es donde teníamos alquilada la casa. La dureza de la ruta nos la imaginábamos y lo teníamos asumido, pero lo que más nos preocupaba era la dificultad técnica de los descensos. En este tipo de terrenos es cuando salen a relucir las carencias técnicas propias de quien lo más radical que suele hacer es el descenso del Puerto la Cabra o un paseíto por las trialeras del Ortiga. Por eso recurrimos a Atreyu, un trébol Madrileño que recientemente había tenido oportunidad de hacer esa ruta coincidiendo con un final de etapa de la Vuelta a España y amablemente nos pasó el track y unos útiles consejos.

Con una temperatura excelente, salimos a las 9 de la mañana buscando las sendas del Valle de la Fuenfría. Partimos de una altura de 1183m y los primeros 5 kilómetros son por la carretera de las Dehesas en continua ascensión.  Dejamos la carretera y continuamos por la calzada romana y las preciosas pistas forestales del valle pudiendo comprobar desde el principio que entre senderistas y bikers no íbamos a estar solos por la sierra.

Continuamos por la pista forestal Carretera de la República o Puricelli y en el km 8 aproximadamente, cruzamos por primera vez el Arroyo de Navezuela, casi a la altura de La Ducha de los Alemanes, una cascada de agua de dos metros que no pudimos visitar por no desviarnos del track.

Siguiendo el camino, un par de kms después, tras un giro de 180 grados, llegamos al mirador Vicente Aleixandre, situado sobre un altillo natural de roca a 1673m y desde donde se puede divisar una espectacular panorámica de los siete picos que componen el macizo montañoso de la Sierra de Guadarrama. Entre la mucha gente que hemos encontrado en este punto haciendo un alto en el camino, quiero destacar a un biker que en lugar de comerse una barrita, algo de fruta o beber algo, estaba dedicando su parada a meterse un cigarrito entre pecho y espalda… ¡un crack!

Tras las fotos de rigor, volvemos a las bicis y avanzamos tan solo unos metros, pues a la izquierda del camino nos encontramos con la Pradera del Navarrulaque y su Reloj de Sol de Cela y el monumento a los  primeros caminantes de la Sierra de Guadarrama. 

Más fotos y continuamos ascendiendo por el camino GR10 hasta el km 13,800 donde hacemos una nueva parada en el Mirador de la Reina para volver a deleitarnos con las preciosas vistas del valle.

Un kilómetro después coronamos el Puerto de la Fuenfría (1796m), un paso de montaña situado en el límite de las provincias de Madrid y Segovia donde enlazan la calzada romana, la Carretera de la República, la Calle Alta y demás senderos que ascienden a las montañas de la zona. No sabemos si por ser el punto de confluencia de tantos caminos, en el momento que nosotros llegamos se encontraban en la zona decenas de senderistas descansando y haciendo fotos.

Nosotros continuamos por el Camino Schmid que nos llevará en continua ascensión hasta el Puerto de Navacerrada, y lo haremos siguiendo los consejos de Atreyu, es decir, sin cebarnos pues queda mucho por delante. 

Esta es la zona quizás más divertida de toda la ruta por su exigencia técnica. El Camino Schmid es un precioso sendero rodeado de pinos silvestres, muy bien señalizado en el que en todo momento hay que ir sorteando obstáculos naturales como los escalones formados por las raíces de los pinos,  como las grandes piedras colocadas estratégicamente a modo de reductores de velocidad, lo cual tiene su sentido pues se trata de una zona muy, muy transitada al tratarse de la excursión por antonomasia desde el Puerto de Navacerrada. Como era sábado de puente y el tiempo acompañaba, el gentío que transitaba por el camino era impresionante, lo que obligaba a ir continuamente avisando, pidiendo paso y por supuesto saludando, que la educación es lo primero.

En el km 21 de la ruta llegamos a los remontes de la pista de esquí “El Escaparate”, lo que evidentemente nos indica que estamos llegando al Puerto de Navacerrada (1860m). No ha sido difícil encontrar a alguien que nos hiciera una foto.

Continuamos unos metros más para coronar el puerto y comprobamos entre la multitud que la ascensión que aún tenemos por delante es de las de quitar el hipo. Las antenas (o puros como las llama ALO) de la bola del mundo se ven desde el comienzo de la ruta, es más, se ven desde la casa de Cercedilla donde nos hemos alojado, pero al verlas desde aquí y comprobar cómo es el camino por que hay que subir, te tiemblan las piernas.

Ante lo que se nos venía encima decidimos no parar en la estación de Navacerrada para hacer fotos ni para comer y comenzamos la ascensión por la pista de hormigón. La primera dificultad consiste en pasar al lado de la barrera de hierro que impide el acceso de vehículos. La pendiente aquí en el inicio ya es considerable y bajarse de la bici para sortear el obstáculo supone tener que arrancar desde parado. ALO lo sortea con maestría y pasa su manillar por debajo de la barrera, pero yo no he sido tan hábil y me ha tocado echar pie a tierra… ¿será otro de los inconvenientes de las 29er?

Por delante 3,5 kilómetros con un desnivel acumulado positivo de 414 m, una elevación media del 12% y rampas de hasta el 26,5% que hemos completado en 33´23´´ a una media de 5,9 km/h.

Los números asustan, pero la experiencia nos dice que lo mejor era afrontar la subida sin miedo y con decisión, por lo que manos a la obra. La subida es dura como nos imaginábamos, pero hay algunos pequeños “descansillos” que te permiten coger aire. Durante toda la ascensión vamos adelantando senderistas que te dan ánimos como si de una etapa de la vuelta se tratara. Como referencia en nuestra subida, nos fijamos en el último miembro de un grupo de ciclistas que subía a un ritmo parecido al nuestro unos 100 metros por delante. Como era nuestra referencia, nos quedamos de piedra al comprobar que echaba pie a tierra a pocos metros de la llegada, pero nosotros conseguimos completar la subida sin interrupciones. Evidentemente esto no se sube con la punta de la p…. como dicen algunos por ahí. Subir hasta arriba cuesta y mucho, pero en ningún momento hemos caído en la tentación de abandonar. Eso iría en contra de nuestros principios.

La satisfacción de conseguirlo es enorme, y la compartimos con el resto de ciclistas que allí se encuentran y que como nosotros se hacen fotos para el recuerdo. 

Durante el pequeño descanso, nos avituallamos y nos cambiamos de ropa abrigándonos para afrontar el descenso echando de menos unos guantes largos para evitar la congelación de los dedos. A los peligros propios de un descenso así, hay que sumar el de la cantidad de gente con la que nos vamos cruzando, por lo que hemos hecho algunas paradas mientras bajábamos.

Una vez en el Puerto de Navacerrada, comenzamos un descenso de casi 11 kms hasta Cercedilla por el Camino Forestal de la Vaqueriza, que en su primer tramo hasta llegar a la pradera del mismo nombre, nos ha recibido con grandes piedras sueltas y demás tramos exigentes con nuestra técnica. Superados los tramos más difíciles, continuamos bajando rápidamente y sorteando senderistas hasta llegar a las cercanías del Embalse de Navalmedio donde un montón de gente disfruta de la naturaleza, incluso los niños practican rappel por las piedras de la zona.

Sobre las 13:30 horas llegamos al pueblo de Cercedilla el cual cruzamos por el todo el centro para celebrar nuestra faena, comprobando que aún tenemos que superar la tremenda cuesta que nos lleva hasta la casa.

Una preciosa y exigente ruta que recomendamos a cualquiera que tenga la oportunidad.

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