Fecha: 10/12/2012

Distancia: 60,20

Tiempo: 03:18:42

Tiempo en movimiento: 02:45:44

Pendiente max: 22,8 % 

Elevación: + 1390/ - 1393

Velocidad máxima: 45,5  km/h

IBP: 103

Aistentes: ALO, Miguelón y Loné

Por motivos de fuerza mayor, adelantamos al sábado nuestra habitual salida dominguera, lo cual nos hace sentirnos un poco descolocados. Tras varios días de continuas lluvias, que entre otras cosas impidieron la salida del pasado domingo, parecía que con algo de suerte hoy podríamos librarnos del calón.

A las 9 de la mañana nos reunimos donde siempre. Miguelón, que nos tenía abandonados desde hace bastante tiempo, se une al grupo y nos presenta su flamante máquina que prácticamente estrena hoy. Se trata de otra Orbea Occam H30 2013 con lo que ya tenemos dos en el grupo por si queremos llevar a cabo alguna de las dichosas comparaciones entre 26” y 29ers”.

La intención era hacer la ruta que no pudimos hacer el pasado domingo, repitiendo la que hicimos el pasado 1 de julio (Vva. Orellana Vva). Salimos de Villanueva por los caminos paralelos a la carretera de Guadalupe en dirección al puente del Guadiana, donde podemos comprobar  la cantidad de agua que lleva el río.

Nos incorporamos a la vía verde Vegas del Guadiana – Villuercas que une Villanueva de la Serena con Logrósan y que como nos imaginábamos, sigue sin estar acondicionada y hace incluso peligroso circular por ella. Miguelón, que iba con culote corto, en alguna ocasión se ha salido de la misma y ha rodado por la carretera paralela para evitar más arañazos en las piernas con las ramas.

Un par de kilómetros después de pasar a la altura de Palazuelo, abandonamos la vía verde y vamos hacia Madrigalejo por un precioso camino rodeado de encinas y con grandes charcos que empiezan preocupar a Miguelón por el estado en que va a quedar su nueva bici… ¡pues no le queda nada!. El terreno es un continuo sube y baja que unido al barro, va haciendo efecto en las piernas. 

Pasamos cerca de Madrigalejo y al llegar al canal de Orellana ALO pincha la rueda delantera. Siguiendo los consejos de un viejete que paseaba por allí y parecía ser todo un experto en líquidos antipinchazos, reparamos rápidamente la rueda y nos disponemos a salir de la pista asfaltada y coger a la derecha el camino que lleva a Los Guadalperales.

El principio del camino ya avisaba de lo que nos encontraríamos más adelante y tras sólo unos metros tenemos que hacer la primera parada por barro. La bici pesaba unos 30 kgs más y era totalmente imposible pedalear. La preocupación de Miguelón iba creciendo al ver que el bautizo de de su Occam sería con barro... muuucho barro.

Conseguimos retirar algo de barro de las ruedas lavándolas con las manos en un charco y decidimos continuar en lugar de dar la vuelta pues parecía que el camino mejoraba más adelante. Como casi siempre en estas circunstancias estábamos equivocados, y lo peor aún estaba por llegar.

El tramo entre el km 29,200 y el 32 de la ruta lo hemos hecho prácticamente andando, por lo que decidimos que tras pasar Los Guadalperales desistiríamos de ir a Orellana y volveríamos hasta Villanueva por la N-430.

Hasta llegar a Valdivia han sido 8 kms por carretera, con aire en contra que hemos cubierto en 19 minutos, a una media de ¡27,7 kms/h! Bordeamos Valdivia y continuamos con el fuerte ritmo hasta pasar los badenes del Guadiana donde hemos dado por finalizada nuestra particular  contrarreloj y hemos decidido relajarnos hasta terminar la ruta.  A la llegada vamos directos a los lavaderos de la gasolinera. Ya, ya sabemos que no es lo más aconsejable para nuestras bicis, pero limpiar la bici hoy en casa habría sido motivo de divorcio.

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