Logrosán, Valdivia, Sierra de Utrera…  varias fueron las alternativas para la salida de este domingo, pero por un motivo u otro todos los planes se fueron trastocando, hasta el punto de salir de casa sin tener muy claro dónde iríamos. Finalmente se decide en la tarde del sábado que el destino sería una vez más el Puerto la Cabra (Monte Arrazauces) pero pasando por la sierra de La Lapa para sumar más kilómetros y entrenar fuerte de cara a las próximas citas.

Las previsiones de lluvia y viento de hasta 30 kms/h dispararon el cagómetro de más de uno que decidió emplear la mañana del domingo en otros quehaceres. A la hora prevista para la salida, las 8:30, llovía como lo había venido haciendo durante toda la noche. Seronbiker, viendo que el cielo amenazaba con más lluvias, nos comunica que se queda en casa. ALO y yo decidimos retrasar media hora la salida. A las 9:00 no llovía y nos dirigimos hacia el punto de encuentro habitual. A las 9:04 comienza de nuevo a llover tímidamente pero ya no hay quien nos mande para casa. Chubasquero y “pa`la cabra”.

Cuando apenas llevábamos 4 kilómetros y viendo que la lluvia era solo para asustar, paramos a  quitarnos el chubasquero para no tener que ponérnoslo más en toda la mañana. Llegamos a La Haba y tras cruzar el pueblo giramos a la derecha por el camino del calvario con intención de llegar a la ermita de Las Cruces de Don Benito.

Un despiste nos lleva casi hasta el río Ortiga a la altura de Doña Blanca y como nos imaginábamos que iría hasta arriba de agua optamos por no intentar pasar por el badén de siempre y buscar la carretera para cruzarla y pasar al camino que lleva a la ermita paralelo a la carretera. Este camino está tremendamente blando y nos cuesta una barbaridad avanzar, estando incluso a punto de quedarnos atascados en más de una ocasión.

Viendo como estaban los caminos decidimos recorrer los siguientes 9 kms por la carretera del Valle hasta llegar a la entrada de la Sierra de La Lapa, donde volvemos a los caminos y comprobamos como cae agua por las cunetas como si se hubiera roto alguna tubería.

Sacamos de nuevo el chubasquero para protegernos del frío en el descenso y empezamos la vuelta con mucha precaución, que últimamente los descensos de la cabra están dando más de un susto.

Después de todo, ¡tampoco nos hemos embarrado tanto y encima no nos hemos mojado!, pensábamos ilusos hasta llegar al camino de piedras sueltas que lleva hasta las minas del lobo. Un auténtico río que, en vistas de que no podíamos evitar pasar por él, hemos decidido hacerlo rápido y disfrutar como niños en el barro. Es curioso, pero debido a tantísima agua, las bicicletas hoy han terminado más limpias que cualquier día.

Superados los tramos de agua más complicados, seguimos divirtiéndonos por el camino que lleva hacia el puente de la pared, aunque con mucha precaución.

Llegamos al río Ortiga y comprobamos que más bien parece el amazonas.

Tras cruzarlo por el puente La Pared, el camino se nos empina más que nunca y las piernas comienzan a flojear, por lo que la velocidad media de regreso ha sido inferior a la de otras veces.

Fin de una gran jornada de esas que si te has quedado en casa prefieres que no te lo cuenten… ¿verdad? Je, je.

Hasta la próxima.

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